El oeste atrae miradas melancólicas
mucho antes que el sol
lo traspase llevándose su esplendor.
Luego, cuando la tupida penumbra
caiga envolviendo horizontes,
suspiraremos al sentir que es la hora
de recogernos en nuestros interiores
entre felpas y algodones, para soñar,
con amaneceres en el arco iris
y mediodías de aguas trotando,
mientras una fresca y tenue brisa
nos hará esbozar una dilatada sonrisa.