lunes, 30 de junio de 2014

Anochecer en la playa

Fue un goce inesperado

en una tarde asfixiante

de sofocos naranjas.


Se encontraron en el agua

cuando el sol se escondía,

verdes, ardientes y solos.


Sus cuerpos se abrazaron

tras ser removidos

por azuladas olas excitadas.


Serenos y adheridos

de puntillas se mecieron

cuando el cielo se perló.


Ninguno quería a la orilla volver,

ni separarse del otro,

sentían como la sangre roja les hervía.


Los labios con apetito se cazaron,

con deleite en las manos 

sus violetas almas se engarzaron.


Fue un trote oceánico 

de liviana cabalgadura,

mientras rompían 

las olas de espuma blanca.

lunes, 16 de junio de 2014

Sombras

Silenciosas sombras,
compañeras de trayecto
en traqueteantes vagones
atravesando el amanecer.

Algunas somnolientas,
reclinadas y soñadoras,
de involuntarias declinaciones
con una gran agudeza,
que despiertan con precisión
donde han de apearse.

También están las lectoras,
cultas, animadas,
voraces de historias,
con las que ensoñar
innumerables escenas
en sus mundos interiores.

Otras son imprecisas,
de miradas perdidas,
sin deleite por nada,
inmóviles presencias
de cumplimiento obligado.

Pero, también viajan
expectantes corazones
de lánguidas esperas,
deseando cruzarse y reconocer
al alma transformadora
de su sentida soledad,
que con su magia
coloree su monocolor paisaje,
que haga brotar un vergel
en su árido pecho,
que cambie su espera
por torrentes de alegría,
que le ayude a erradicar
su constante fragilidad.

Todo eso y más
viaja todos los días,
todas las noches.

Somos desconocidos compañeros
en ese tren de paradas intermitentes
que a veces, algunas veces,
con boca pequeña llamamos vida.

lunes, 9 de junio de 2014

Días de aire


Eran días de aire galopante

de fantasmales voces

silbando entre las rendijas,

de ululantes conciertos

entre cimbreantes ramas,

de flotantes hojas rotas

arrancadas de cuadernos desechados.

 

Hastiado del confort

y de las mil imágenes,

salí a sentir

los soplos curvados

con vectores dispares.

 

Se coló entre mi ropa,

con ímpetu, con ansia,

eso era lo que yo quería,

notar su fuerza indómita,

sentir bailar los cabellos

con su golpe de voz.

 

¡Ayúdame!

Le dije gritando.

¡Llévate mis cargas!

¡Mueve mi plácida vida!

 

¡Quiero vibrar!

Nada de seguir templado,

quiero arder, quiero sentir el hielo,

detesto mi pétrea comodidad,

deseo sentir el galope

de mi tranquilo corazón,

por amor, por cien emociones.

 

¡Sacude mi existencia!

Quiero poder decir

yo hice esto,

a mí me pasó aquello,

allí estuve,

¿qué me vas a contar?

 

Todo eso y más deseo vivir.

 

Se acabaron las teorías,

suspiro por experimentar,

por vivir

la precariedad de los días.

 

¡Arrecia sin dudarlo!

 

Pues quiero ver

todos los colores,

saborear todas las aguas,

oír todos los instrumentos

y sentir la pasión en unos labios.
 

lunes, 2 de junio de 2014

71 ciudades

Había vivido en 71 ciudades.
71 sitios donde me había encontrado solo.

He asistido a innumerables oasis,
con el fijo deseo de encontrarte,
pero al no conseguirlo,
mi quietud me hacía volar.

“Estará en el siguiente”, me decía.

He cruzado cientos de torrentes
de almas vagabundas.

He sobrevolado decenas de decenas
de superficiales asentamientos.

Me he adentrado en infinitos
hormigueros de coloridos túneles.

He visto ejércitos de ninfas
danzando extasiadas.

Me he parado en muchos cruces,
ensordecedores, caóticos.

Pero, buscaba fuera
lo que debía de haber buscado en mí.

¿Cómo podía encontrar el amor?
Si yo mismo no era amor.

Ahora me encuentro
en la anhelada ciudad 72.


El fin de mi recorrido.

domingo, 1 de junio de 2014

Recuerda...

Recuerda...

¿Cuántos pendientes sin colocarnos?
Deberíamos habernos enzarzado
aros plateados en nuestros lóbulos,
tantos…, que he perdido la cuenta,
por todas las veces que hemos
doblado el Cabo de Buena Esperanza.
Hemos navegado por salvajes aguas,
de vaivenes vertiginosos, ...
de vientos que despedazan.
¿Cuántos días de racionamiento?
¿Cuántas reparaciones sin fondear?
Y, aun así hemos engalanado la proa,
la cubierta, los camarotes,…
Siempre que hemos podido.
Sensaciones inolvidables
hemos tenido,
como la de sentir millones
de microscópicas gotas
que vivían en la espuma de las olas,
que al chocar con nuestro casco
se pulverizaban y recorrían nuestros cuerpos desnudos.
O aquellas veces,
con nuestra despensa vacía.
Como nos guiaron los plateados delfines
en aquellas noches oscuras
a bancos de sabrosos peces.
No recuerdo si hemos tenido ancla.
Hemos fondeado infinidad de veces
en ensenadas acogedoras, pero,
estando en continua deriva,
el viento y el mar nos han mecido,
nos han empujado a seguir navegando.
Hemos cruzado inhóspitas aguas de peligros escondidos.
Pero ahora nos hemos amarrado,
tal vez por los retoños.
¡Seguro! Si no ¿de qué?
¡Recuerda tu empuje! ¡De dónde vienes!
No te acomodes en aguas inertes.
Tú eres vida, tú eres pasión, tú eres color.
Tú eres…
Tú eres…
¡Tú eres mi estrella!