domingo, 1 de junio de 2014

Recuerda...

Recuerda...

¿Cuántos pendientes sin colocarnos?
Deberíamos habernos enzarzado
aros plateados en nuestros lóbulos,
tantos…, que he perdido la cuenta,
por todas las veces que hemos
doblado el Cabo de Buena Esperanza.
Hemos navegado por salvajes aguas,
de vaivenes vertiginosos, ...
de vientos que despedazan.
¿Cuántos días de racionamiento?
¿Cuántas reparaciones sin fondear?
Y, aun así hemos engalanado la proa,
la cubierta, los camarotes,…
Siempre que hemos podido.
Sensaciones inolvidables
hemos tenido,
como la de sentir millones
de microscópicas gotas
que vivían en la espuma de las olas,
que al chocar con nuestro casco
se pulverizaban y recorrían nuestros cuerpos desnudos.
O aquellas veces,
con nuestra despensa vacía.
Como nos guiaron los plateados delfines
en aquellas noches oscuras
a bancos de sabrosos peces.
No recuerdo si hemos tenido ancla.
Hemos fondeado infinidad de veces
en ensenadas acogedoras, pero,
estando en continua deriva,
el viento y el mar nos han mecido,
nos han empujado a seguir navegando.
Hemos cruzado inhóspitas aguas de peligros escondidos.
Pero ahora nos hemos amarrado,
tal vez por los retoños.
¡Seguro! Si no ¿de qué?
¡Recuerda tu empuje! ¡De dónde vienes!
No te acomodes en aguas inertes.
Tú eres vida, tú eres pasión, tú eres color.
Tú eres…
Tú eres…
¡Tú eres mi estrella!

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