lunes, 1 de diciembre de 2014

Desafinado

Hoy me encuentro desafinado,
mis notas, pocas, no son claras,
incluso me cuesta vibrar.
Mis pensamientos se atropellan
y las sensaciones que albergo
se desplazan con lentitud,
son pegajosas, aglomeradas, tristes,
el alma está floja, cansada.
A lo mejor no estaba preparado
para mimetizarme con el entorno;
algo me retiene en el avance,
será que solo no deseo continuar,
así debe de ser…eso espero.
Mientras tanto combatiré
la fatiga que me produce
intentar que los colores
no se difuminen
al perder sus caducas hojas,
al querer entender
los sonidos que no pasan
de murmullos que gotean
sin llegar a enlazarse
en los globos del viento.
No estoy centrado,
mi mente se dispersa
dejándome sin ese aire
que necesito en mis velas,
me quedo en una quietud
que parece eterna,
en una calma chicha
donde todo es indolente.
¡Ah!
Acabo de notar un soplo
en mi asombrado rostro,
ha sido el efecto
de un rebelde pensamiento
que ha cruzado
como un aullido
el sitio que me circunvala.
Ahora sé lo que frena,
conozco lo que me atenaza,
estúpidamente he dejado
que me envolviera
sin percatarme de su avance,
es la pétrea… soledad.



domingo, 16 de noviembre de 2014

Desde mi diván de la luna


Cuesta escribir algo.
Es difícil abstraerse del mundo que me rodea.
Noticias de prevaricación, fraude, trama, etc., hacen que tenga que olvidarme de historias, de poemas,…
Así que os dejo este relato escrito en un modo personal. Es mi protesta por estos personajes que me causan repugnancia entre otras cosas, que mejor será no nombrar.

 

Desde mi diván de la luna.

Ahora tengo un momento,
pero estoy algo cansado,
no me apetece leer,
tal vez escribir,
pero hay tan mala luz.

Será mejor que me recline
en mi diván de la luna,
así mientras mi cuerpo descansa
mi mente se entretiene
contemplando el extenso universo,
el paso de históricos cometas
buscando el no sé qué;
los planetas les dejan paso,
es lo mejor,
ya perderán velocidad,
cuando maduren, que eso,
a lo mejor se da
con cien vueltas o alguna más,
además los cometas en sus colas
tienen variados gases que pueden contaminar,
cosa que se ha de evitar,
sería, por comparar,
ir a merendar
al lado de una fábrica de papel
o de algún político imputado,
si está alejado se le ve normal,
pero al acercarte huele mal;
por eso me voy a mi diván de la luna,
lejos de globalizaciones, de opas,
de programas basuras, de smartphones,
de horarios partidos, de diputados idos,
de besos al aire, junto a las mejillas,
de sonrisas frías.

¡Uf! Qué bien estoy en mi diván de la luna.

Aquí todo pesa menos,
hay un ambiente más ligero…
El otro día estornudé, dos veces,
el diván se elevó,
estuve flotando un rato largo,
me sirvió para poder ver
lo que algunos llaman:
“El paisaje desolado de la luna”.
Eso lo dicen los blandengues,
los de espíritus melancólicos
que en seguida se arrugan.
Es un paisaje
que invita a meditar,
a la contemplación del mundo,
a abrazarte a ti mismo
y luego seguir tu camino;
es conveniente
no auto abrazarse mucho,
mejor es buscar a alguien
para intercambiar abrazos,
ideas, fluidos, miradas,…

¡Qué cómodo estoy
en mi diván de la luna!

Por fin veo a Mercurio,
hacía días que estaba desaparecido,
es un planeta bajito y algo friolero,
siempre tan cerca del sol
para no quedarse a oscuras,
cosa que pasa a nuestros subconscientes,
pero no a todos, no,
no a presidentes de países,
de empresas, de corporaciones,
a ministros, a consejeros;
siguiendo este ejemplo, el de Mercurio,
los jueces deberían sólo ejercer
en días soleados, fuera de interiores
con infinitas cajas apiladas
de casos pendientes,
tendrían que irse junto al mar,
a jardines, a terrazas estilo zen.

Viendo el universo
y en un acto de tierna compasión
explicaré la forma de pensar
de los imprescindibles mandatarios,
los pobrecitos no tienen
la sesera como nosotros,
blandita, con alguna arruguita,
envuelta con un fino film,
ellos la tienen preservada,
con capas rocosas, impenetrables,
por eso no les entra la luz
y no pueden tener ideas brillantes,
tan sólo defecan pensamientos,
con lo que la gente de a pie,
observadores, prensa extranjera,
coinciden en la misma opinión
en alguna cosa nueva:
“Ya la han vuelto a cagar”.

Los pobrecitos se apenan,
fuera de sus círculos de acólitos,
de sanguijuelas disfrazadas,
y de reptiles sonrientes,
nadie más los entienden,
desconocemos el gran peso
que en silencio soportan.

¡Pobrecitos!

Es llegar al poder
y se les transmuta un gen,
por eso transfieren fondos
con códigos encriptados,
calculan posibilidades adversas,
se sienten elevados,
les va bien, pero…
les asusta la inestabilidad,
el fantasma del pasado,
del presente y el del futuro,
por eso atesoran fortunas
como si fueran a vivir
doscientas treinta vidas.

Si la economía no va bien,
la culpa es de la gente,
así que hay que recortar;
comienzan por la educación,
los pobrecitos se han fijado
que las personas sencillas e instruidas,
los increpan, los insultan;
luego recortan en sanidad,
no puede ser que haya tanto enfermo,
según ellos lo que hay es mucho pastillero
que quieren receta y hasta toman
de forma ordenada
jarabes viscosos coloreados;
no como ellos,
que están sanos, hermosos, descansados.

Desvían subvenciones
para desempleados,
normal, al tener el cerebro con concha
la luz en vez de entrar se refleja,
eso les hace decidir
que las personas son vagas,
no se les ha de mantener
y tampoco hay que malgastar
fondos en reciclar, total,
es crear esperanzas,
ilusiones, abrir nuevos horizontes,
que seguramente no sabrán aprovechar.

Los dirigentes velan por todo
para que cada uno esté en su sitio,
no vaya a ser que se mezclen
las clases, dando pautas, observaciones,
rescates a los que se lo merecen.

¡Pobrecitos!

Por todo esto y mucho más
hemos de ayudarles,
cuando los vean
no se les debe aplaudir,
nada de saludarles con alegría,
debemos de motivarles
con gestos de pulgares hacia abajo,
se les ha de gritar para que piensen,
nada de frases, sólo palabras sueltas,
como por ejemplo:
¡Transparencia!
¡Chorizo!
¡Dimite!
¡Ladrón!
¡Elecciones!
¡Cornudo!
Todo esto les ayudará
a desinflar su ego,
creando fisuras de esperanza
en sus maltrechos cerebros.

¡Pobrecitos!

Han sido abducidos
por el lado oscuro del poder,
así, sin más,
ni siquiera han sido estudiados,
no les han hecho pruebas,
como la de esfuerzo a divagar,
la de orientación, por si pierden
en algún debate institucional,
la de controlar absurdos comentarios,
y por supuesto la del aguante estomacal,
vital para no confraternal
con personas sin hogar,
les ha faltado también
la sonda gastrointestinal
así como la imprescindible sonda anal.

He de volver
a mi rutina diaria,
hoy ya no me queda tiempo
de seguir observando
desde mi diván de la luna.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Nada de reprimendas

Ya han caído los últimos granos
de nuestro reloj de arena,
el tiempo se ha terminado,
ni tú, ni yo, lo hemos volteado.
No ha habido sollozos,
nada de reprimendas,
ni si quiera una leve discusión.
¿Para qué?
El glaciar frío fue avanzando
poco a poco, día a día,
hasta congelar lo que sentíamos.
Ahora te veo y no me ilusiono,
me parece lejano la alegría
y el amor con el que te recibía,
los sentimientos se han evaporado
dejando una laguna vacía
entre parajes desolados.
Desbarataste mis ilusiones
con grandes torpezas
de constantes vacíos
y disculpas tardías.
¿Qué te ha pasado?
¿Qué nos ha ocurrido?
Te has acomodado
en tu asiento mullido
mirando por la ventana
las series aglomeradas.
No quiero contigo encerrarme
de forma obligada,
si llueve, caminaré bajo la lluvia,
me abrigaré si hace frío,
pararé a recobrar el aliento
si me canso,
ya que el mundo es bello,
la vida es bella y no es eterna,
quiero disfrutar de cada estación,
contemplar ahora por ejemplo,
los colores de este otoño en los árboles,
la infinidad de verdes, de marrones,
de naranjas, de amarillos, incluso de rojillos.
Necesito ver el mar,
espacios vastos abiertos,
contemplar las lunas llenas,
tan sólo al mes es una.
Hace mucho tiempo
que no me dices: ¡Te quiero!
Y tampoco yo a ti.
He de irme a ver lo que te he dicho,
y a sentir alguna pasión,
aunque sólo sea
la de ver en primavera
un prado verde
con rojas amapolas.

martes, 28 de octubre de 2014

Lo que veo soñando

Una cortina
de amuletos de hojalata
me bloquea el ver más allá.
Eso es lo que veo soñando
al intentar imaginar
el futuro sin ti.
Me despierto del sobresalto,
ya que amar para mi
es sinónimo de libertad.
No deseo para nosotros
espacios cercados,
aunque estén engalanados,
tampoco deseo que uno sea
afluente del otro.
Quiero que seamos
el mismo cauce,
que nos complementemos
en casi todos los trechos,
que pacifiquemos las aguas
donde haya corrientes
yendo al unísono
con aguas transparentes
que ayuden a florecer
los márgenes que besemos.
Deseo algún que otro salto,
sentir, aunque sea breve
un volar en el aire,
pero no es necesario
que sea espectacular.
Pasar abrazados
por terrenos áridos,
que seguro que atravesaremos,
también me gustaría
encontrar sencillos remansos
donde poder gozar
del sol, de la luna,
de perfumadas brisas.
Serán bellos descansos
tras jornadas obligadas
sorteando peñascos,
algunos con bordes afilados, seguro.
Todo esto desearía,
no sé si puede ser.
Tu opinión,
escucharla, me encantaría.

Un día completo

Un día completo
es cuando te veo.
Tengo la fortuna
de que sea casi a diario,
te busco entre clases
cuando no coincidimos.
Un día completo
es cuando te veo,
aquel fin de semana
que te acercas a la biblioteca
donde sabes que tu asiento
está guardado junto al mío,
la luz se vuelve más diáfana
y los colores suben su intensidad.
Un día completo
es cuando te veo,
me gusta tu sonrisa,
el brillo profundo de tus ojos
en los cuales me internaría
navegando en el océano
de tus sentimientos,
sin brújula, sin remos,
tan sólo me dejaría llevar.
Un día completo
es cuando te veo,
pero hoy es mucho más,
hoy es completo
a punto de desbordarse,
ya que he desatado
el amarre de mi timidez,
algo que tu esperabas,
y por fin, hoy,
te he dicho al verte
lo que siento.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Recuerdos.

Recuerdos.
Algunos se me agolpan
retornando en el viento
como un boomerang plateado,
su elipse
tiene cientos de lunas
en su diámetro estelado.

Primavera.
Aquel año llegó
rematando con sus aguas
el frío que quedaba,
entre bolsas de plástico vacías
y gabardinas mojadas,
así una tarde se encontraron
 y la vida estalló
en aquella semilla dormida
que entre piedras y arena
su tallo irrumpió
con la energía de su luz interior.

Verano.
Brisas de salamandras enamoradas
confirieron frescor a su alrededor
eludiendo las sierras de fuego
que devastan sin razón.
Alegres ondinas azuladas
regaron con agua brillante
el incipiente árbol que brotó.

Otoño.
Entre dulces mimos e ilusiones,
deseando ver más allá
un ángel lo protegió
de riadas callejeras
y de torbellinos de espectros viejos,
haciendo que creciera,
siendo visible en las esferas
tras dos días de beber azahar.

Invierno.
Un luminoso padrino
atento lo miraba,
desviando las heladas
de alientos gélidos,
así resguardado y vivo
crecía y se ramificaba
esperando la estación propicia
donde su flores
a frutos jugosos y delicados
sencillamente transmutaría.

Ahora,
tiene la altura adecuada
con frutos anuales
y en su tronco
hay corazones dibujados

por viajeras estrellas risueñas.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Tal vez

En mis horas bajas,
cuando me siento decaído
como un girasol
en negra tormenta nocturna
recurro a ti,
buscando tu voz de terciopelo,
tus calientes abrazos,
las brillantes caricias
de tus pétalos rosados.

No sé
como reconfortarte
en tu espinado claustro
de flores oscuras.

Tal vez…

¡Dame la mano!
¡Déjame entrar!
Quiero pintar
tu hermético refugio
con paisajes
de esperanzadores colores,
envolverte con sonidos
de aguas cristalinas
rebotando entre desniveles
fabricados con cántaros transparentes.

¡Abre las ventanas!
Que el sol
suspira por entrar
en el brillo de tus ojos
con amaneceres dorados.
La luna
en tus noches estará,
temerosa de tu soledad
enviará soplos
verdes y azulados
de selenio imantado.

¡Deja la puerta abierta!
Pues el amor,
forjado en su primigenia existencia
aguarda una palabra tuya

para posarse en ti con ternura.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Aquella chaqueta...

La chaqueta tejana
era recta
y por debajo de ella
se dibujaban
las formas redondeadas.

Su mirada me premiaba,
enviándome oleadas
de incandescente amor.

Juntos, sonrientes,
y de la mano,
comenzamos a caminar
compartiendo la aventura

de nuestros días.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Hacia adelante.

Pegajosos sueños
me avasallan
con pasados inamovibles,
entre brumas envolventes
que ocultan
la ansiada salida
hacia el mañana.

Por eso he de incorporar
destrezas armónicas
de pulso universal,
cultivando en mi soledad,
comprensión, fe, paciencia,
y cuatro partes…

de magia de amor.

miércoles, 13 de agosto de 2014

A la luna del domingo

El domingo paseaba
al anochecer junto a la playa,
salí a recibir los reflejos anacarados
de la mágica luna llena.

Tal era su luminosidad
que parecía que las estrellas apagaba.

Era una luna atrayente
que sacó al paseo
admiradores y enamorados,
y como no, a lunáticos hechizados.

La luna con magia silenciosa
envió paz iluminada
para los que tienen
una solitaria situación
por ausencia de amor.

Luna por Gabriel regida,
Mensajero Divino
y Protector de infantes.

Gabriel,
ten a bien,
iluminarnos
en nuestras noches oscuras
para que podamos percibir
la línea de acantilados.

miércoles, 23 de julio de 2014

De excursión

El intervalo de un sol se me hizo corto.

Después de días de bochorno recurrente,
con la dermis engomada de humedades amazónicas,
evitando durante el día los fieros rayos solares,
me encontré escapando en un festivo,
tras kilómetros de combustiones petroleras
y de aires calientes en las sienes,
llegamos a un escondite verde.

Estaba rodeado de espesas colchas
plagadas de sombrillas arboladas.

Entre desniveles y sendas
albergaba una fría corriente
de agua transparente.

Nos quedamos embelesados
sentados sobre butacones de piedra
oyendo el relajante sonido
del riachuelo saltando entre las rocas.

Tuve que sacar las piernas del agua,
mil puntos me pinchaban
por aquella frialdad liquida,
hija de deshielos
y pasajera de cavernas frigoríficas.

Comimos en un claro
de rústicas mesas
con asientos de tablones.
Sobremesa de cartas,
con risas,
con negativas de vencidos.

Cerré los ojos sonriendo
cuando me recosté
en el extenso colchón
de verdes y flexibles tallos,
al cobijo de aquellos parapetos solares
sujetos a troncos decenarios.

Por un instante me imaginé
criaturas fantásticas
moviéndose entre el denso bosque,
gnomos abrigados con hojas
escondiendo provisiones
para el blanco invierno…

No pude soñar más,
había que regresar,
a la rutina
de las pieles de chicle
sin sabores mentolados.

lunes, 21 de julio de 2014

Para Carmen, paciente de IRC, y por extensión a todas las personas cuya salud no sea la idónea.

Me recreé viéndola venir.
Caminaba con firmeza planetaria,
dejando estelas de iones de flores y asombros.
Mi ego no se atrevía a opinar,
aún estaba boquiabierto,
perplejo, receloso de saber la alegría
que fluía al contemplar su sonrisa,
del cariño que veía en su mirada,
de la pasión que sentía con sus besos,
de su calor, de su divina llama,
que ella tiene en sus manos, y en todo su cuerpo desnudo.
¡Qué sensualidad tiene su voz!

Ahora, después de infinitas orbes,
de desintegrar innumerables meteoritos cortantes,
feroces por invadirnos,
la sigo viendo igual,
tal vez con más ternura, tal vez.

No nos queda mucho por hacer,
eso cree ella,
quiere disfrutar de lo realizado,
de baños lunares de luces azuladas
y de atravesar umbrales conocidos.

Su salud se ha estropeado, lo sé.
Es normal tras regalarnos
sus esferas de luz violeta.
Por eso le digo:
No pares la marea,
no dejes que tu mar esté en calma.
En la bóveda de los firmamentos
se ha reflejado brillando
el suspiro de tu alma.

Muchas estaciones quedan por pasar.
Muchas risas esperan ansiosas
romper el silencio,
guardadas en su cofre medio abierto
entre ironías de su ingenio.
¡Ojala supiéramos reparar su pared maestra!

Le explicaría mil fábulas si me dejase,
si quisiera, bailaría mil canciones con ella,
le leería mil estrofas de sueños de poetas
para que no se aburriera,
en las horas prisioneras
de los acantilados inquietantes,
cuya visión no puede eludir.

Necesitas un tiempo, lo sé.
Es normal para adaptarte
a esa nueva realidad
de la que nadie conoce la duración.
Pero, es una rutina necesaria
hasta que regrese tu alegría
ahora limitada a curvaturas temporales.

No estás sola. Lo sabes.
¡Recuérdalo!

Ni rayos luminosos,
ni resplandores vertiginosos,
tienen la calidad de tu luz.
¡Recuérdalo!

Estamos de paso. Lo sabemos.
En los buenos momentos
atenaza el fluir de tu reloj de arena
ralentizando el paso de ese tiempo.

¡Haz que así sea!