miércoles, 21 de diciembre de 2016

En estos días de invierno hay ocasiones en que la mente da un salto en el tiempo, recreando tonalidades de otra estación.

Anochecer en la playa

Fue un goce inesperado
en una tarde asfixiante
de sofocos naranjas.

Se encontraron en el agua
cuando el sol se escondía,
verdes, ardientes y solos.

Sus cuerpos se abrazaron
tras ser removidos
por azuladas olas excitadas.

Serenos y adheridos
de puntillas se mecieron
cuando el cielo se perló.

Ninguno quería a la orilla volver,
ni separarse del otro,
sentían como la sangre roja les hervía.

Los labios con apetito se cazaron,
con deleite en las manos 
sus violetas almas se engarzaron.

Fue un trote oceánico 
de liviana cabalgadura,
mientras rompían 
las olas de espuma blanca.

Poesía incluida en el libro: Pensamientos de una gota que cayó de una nube.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Otoño en la playa

El otoño barre a los bañistas con sus colores,
con sus sonidos, con sus cremas y bronceados.
Dejando vacíos en la arena y en el agua.
En el aire aún se baten nostalgias de risas,
mientras en la orilla se reflejan espejismos
de siluetas que buscaban sentir el frescor de los océanos.


lunes, 14 de noviembre de 2016

Dormía como una caracola.



Dormía como una caracola

abrigada por helechos

sobre un diván de algas.

Sus líneas rectas

armonizaban con las redondeces

de sus mullidos labios.

Me hubiera gustado posar

mis impetuosos labios

en su pacífica boca,

pero, no quise sobresaltarla

y esperé resignado

su tranquilo amanecer.

Se desperezó enseñando

sus blancas manos

entre las suaves vainas

de clorofila y lana,

su sonrisa esclavizó mi mirada,

dejándome a la expectativa

de que me recibiera

en sus labios y entre sus brazos.
 
Poesía incluida en Un día completo.

domingo, 9 de octubre de 2016

A comer fueron tres



A comer fueron tres,
ella, algo tímida,

invitó a una tercera
persona, mujer y conocida.

La amiga hizo de liebre
marcando el ritmo

de las sutil encuesta
entre la conversación.

Evaporaron dos
botella frías

de vino claro,
acompañando
un arroz con pescado,

entre anchas sonrisas
con cortos tragos.


Antes de los postres
“la carabina” quería huir,

se fue argumentando
que llegaba tarde

a una reunión vecinal.

Templados y solos se quedaron.

Ella relajada mirada sus ojos, los de él.
Él como si fuera una golosina

miraba sus labios rojos, los de ella.

Entre palabras y risas
se empaparon el uno en el otro

igual que el chocolate con el bizcocho.

Terminaron la presentación
de los últimos puntos del currículum,

pero ya era anecdótico,
se habían mutuamente aprobado

para cubrir la vacante,
y aunque no apresuraba

se debían de estrenar,
aunque fuera entre

sabanas sin bordados, pensó él,
con ternura,

abrazados hasta el amanecer, pensó ella.

Cogidos de la mano
pasearon sin rumbo

hasta que los alcanzó el anochecer.

La dama se hizo acompañar
a su fortaleza por el caballero,

donde sólo el amor podía entrar.

Allí tras unos bocadillos
y al amparo de luces tenues

la pareja se acaloró,
con lo que se repartieron

multitud de golosinas,
algunas dulces, otras saladas,

acabando en la acogedora alcoba.

Se envolvieron con generosos besos
entre sabanas perfumadas

con sudores de jazmín y de rosas,
luego atravesaron abrazados

como algo natural,
aquel radiante amanecer,

aunque… ellos no lo vieron.

El amor rozó sus corazones
derritiendo al instante

la capa de hermetismo,
haciendo que se balancearan

con un feliz compás.

Habían dejado sus temores,
sus dudas, sus recelos,

con la ceniza del incienso,
la cual fue minuciosamente barrida

por un inesperado viento.
 
Versos incluidos en el libro: Amores, desamores y alguna pesadilla.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Lo que puede pasar en un momento:

Tal vez ya lo has visto, pero merece la pena volver a recordar cómo las prioridades de una persona pueden cambiar en un instante:
http://www.ted.com/talks/ric_elias?language=es

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Fascinación


Al coincidir sus miradas,

de miel una

y esmeralda la otra,

relámpagos brotaron

en las estrellas de sus iris,

encendiendo ideas invisibles

hasta ese momento.

Vieron el uno en el otro

un mar profundo

de orillas tranquilas.

Se aproximaron

con clara fascinación

y tan sólo con los labios

se tocaron.

Uno encontró sabor a ciruela,

el otro a granada y uva.

Los dos aquel día

sin primeros platos

con el postre de frutas

se saciaron.
 
Poesía comprendida en el libro: Amores, desamores y alguna pesadilla.

lunes, 29 de agosto de 2016

Poema de "Un día completo"

Este es uno de los poemas que está en el poemario Un día completo:


Soñé contigo


 
Soñé contigo antes de verte,

fue una noche sin luna

donde desee sentir el apogeo

de un amor elevado.

Fue una dulce premonición.

Caminaba por una naturaleza

plena, exuberante, brillante.

Delante de mí había árboles

con robustas ramas,

pleno de aves trinando

entre las verdes hojas.

¡Cómo anhele sentir

la confianza de uno

de aquellos pájaros!

Extendí mis brazos

esperando que en alguna

de mis abiertas manos

se posara una criatura.

Era esperar un imposible,

no obstante seguí en mi sitio.

De repente un ave

se paró en mi mano

y caminó por el brazo

hasta situarse

junto a mi mejilla.

Se la acerqué

y al hacerlo

noté la maravilla

de su roce, su calidez.

Hubiera gritado de alegría,

pero, no lo hice,

no quise asustarla.

Aquel día me desperté feliz.

Ahora no te sorprendas

cuando te miro de forma inusual,

ya que en el amor que reflejan mis pupilas,

conservo una isla de aquella incredulidad

que emerge cuando me coges de la mano.
 

viernes, 19 de agosto de 2016

Pincelada

A veces, tras leer poemas de poetas que ya no están entre nosotros se produce una latente pincelada, que sin ser consciente de ello, da color a algunos de mis versos, emerge como una brisa que refresca el concierto de las palabras.
Os dejo este poema del libro Canciones de los Mares de las Perlas y espero que podáis saber quién era el poeta que leía en los días previos a escribirlo.


La tormenta que viene


Las nubes se acercaban

cerrando el cielo

como un el telón

de un viejo teatro.

¡Corre niña!

¡Avisa a los demás!

¡Que tendréis que guareceros!

Son nubes de esponjas negras,

con piedrecitas en los bolsillos

de las tinas de agua.

¡Niña deja de jugar!

La cortina oscurece

las copas de los árboles,

su sombra adelanta la noche

con espanto para la claridad

que calladamente desaparece.

¡Ay niña!

¡Qué testaruda eres!

Los truenos te harán temblar

mientras buscas refugio,

el agua caerá

desde más de mil surtidores

conectados como los mares,

tus zapatos se estropearán,

al igual que tu risas,

de nada servirán

tus lágrimas desconsoladas

por no haber hecho caso

al escuchar este viento agitado.

martes, 2 de agosto de 2016

El día de la tormenta. (Cuento dedicado a todas aquellas personas que van de visita a hospitales, asilos o a centros similares...).


Aquella primavera me trajo un regalo que hasta bastante tiempo después, no fui capaz de valorar con exactitud la influencia de los días que pasé visitando aquel centro.

Tenía once años recién cumplidos y desde hacía tiempo había una rutina que realizábamos todos los domingos por la mañana, que era visitar a mi abuela en la residencia para ancianos donde estaba viviendo, solíamos ir mis padres y yo, mi hermano Alejandro como practicaba fútbol sala tenía el beneplácito de no asistir, ya que o bien tenía partido o debía estudiar y como estaba acabando el bachillerato necesitaba todo el tiempo posible para poder dedicarlo a sus trabajos, pero cuando teníamos vacaciones escolares mi voz aún infantil en esa época, recordaba a mis padres que él debía también de acompañarnos. Esas puntualizaciones me hacían ser merecedora de algún pellizco o empujón que no esperaba por parte de mi hermano, claro que me especialicé sólo como medida intimidatoria, en dar unos punterazos certeros en los tobillos, con lo que mi hermano por miedo a “lesionarse” me dejaba tranquila.

Hubo un domingo en el que mi madre estaba resfriada y se quedó en casa, mientras mi padre y yo asistimos a ver a mi abuela y así pasar la mañana con ella.

El centro lo teníamos a unos escasos catorce minutos en coche de donde vivíamos, estaba rodeado de naturaleza, de campos, de arboledas, las cuales me hubiera gustado explorar, pero no me dejaban, solíamos salir con la abuela a unos jardines que circunvalaban el sitio, había innumerables bancos para sentarse, algunos con sombra de árboles grandes y ruidosos cuando hacía viento.

La tormenta estalló nada más aparcar el coche, corrimos hacia la entrada bajo un enclenque paraguas que mi padre sujetaba con firmeza impidiendo que el agua lo doblara.

Hasta aquel entonces solía llevarme un libro, a mí me gustaban mucho las novelas, pero mi padre, un fiel observador del futuro, me “recomendaba” que sería productivo leer algún libro escolar, de alguna de esas asignaturas que tenían la fama justificada de ser como un hueso, que se tenían que roer y roer hasta que su constitución se pareciese a un merengue, cosa que nunca me ocurrió y eso que “roí” de forma esmerada, ni tan siquiera me gustaba ese empalagoso postre, supongo que le tomé manía desde las explicaciones de mi padre, ahora tras el transcurso de los años, por fin, alguna vez me he comido alguno por las fiestas de carnaval.

Mi abuela estaba en la puerta de la habitación intentando que alguien le ayudara.

-El ventanal -le dijo a mi padre. -No puedo cerrarlo.

La mujer dejaba todas las mañanas abierta las ventanas para que ayudase a ventilar la habitación, pero la lluvia al presentarse de esa forma había mojado todo el suelo y era un riesgo el intentar cerrarlas, había peligro de resbalar y más a una anciana octogenaria.

Aquellas ventanas no se abrían del todo, las tres estaban contiguas y permitían una abertura de unos cuarenta y cinco grados, más o menos, ese era mi cálculo después de haber estudiado el módulo de matemáticas que hablaba de ello.

Tras cerrar mi padre todas las ventanas se personó una asistente con su atuendo blanco y pulcro, a ver el alcance del desaguisado.

-Estamos cerrando todas la ventanas, sobre todo las de esta ala, que es por donde el viento empuja la lluvia de cara -dijo la mujer. -Ahora vendremos a recoger el agua que ha entrado. No te preocupes Teresa -le dijo a mi abuela.

Al no poder salir al exterior ya sabía lo que tocaba, debíamos ir al “circo”, así llamábamos al gran salón de aquel centro.

Había veces que algún espectáculo surgía en aquel salón, para mí era divertido en ocasiones, me dejaban jugar con ellos a la brisca, al cinquillo, aunque odiaba el atronador volumen que en ocasiones tenía el televisor, la mayoría de los presentes no escuchaban nada bien y además cuchicheaban entre ellos con un tono que me molestaba, con lo que nos solíamos sentar en las mesas más alejadas del televisor.

Los sonidos que procedían del televisor eran molestos aquella mañana, estaban retransmitiendo la última carrera de motos de la temporada, el titulo estaba en juego entre tres pilotos y los allí concentrados querían ver el desenlace, sobre todo los más interesados eran los visitantes.

-Me voy a dar una vuelta -le dije a mi padre, mientras él se sentaba con la abuela.

Asintió obligado por las circunstancias, de todas maneras yo no podía salir del recinto.

Me fui a mi lugar favorito, era al final de uno de los corredores de las habitaciones cuya pared era enteramente de cristal, desde allí podía ver una tierra plagada de viñas, de una perfecta alineación que ondulaban con los altibajos del terreno.

Al llegar me sobresaltaron las ráfagas de agua que golpeaban de imprevisto en el cristal, ese era el programa de televisión que tenía para aquella mañana.

-Me puedes ayudar -dijo una voz detrás de mí.

Era una mujer que trataba de sacar una silla de la habitación más cercana.

No es que pesara mucho la silla, pero siempre que había visto a la mujer se ayudaba para andar con un bastón, el cual me llamaba la atención, era de madera, pero por donde ella se agarraba era blanco con la forma de una ballena.

Pusimos la silla delante de la pared de cristal, a un lado.

-Hay otra silla en la habitación, puedes sacarla si deseas sentarte aquí.

No tenía mejores planes, así que entré a buscarla.

Su habitación me pareció totalmente diferente a la de mi abuela, tenía un mueble que parecía un escritorio antiguo y sobre él objetos que atrajeron mi mirada, el vistazo fue breve y saqué la silla.

La coloqué junto a la otra, donde la mujer ya se había sentado y yo hice lo mismo, tomé asiento en la silla que había llevado. Era cómoda, con reposabrazos, su madera al igual que la otra silla tenía un color de miel y era muy suave al tacto, el asiento y la espaldera tenían un tapiz que tendía al colorado con unas filigranas doradas, por momentos me parecía que estaba sentada sobre prietos cojines.

-Me llamo Silvia, ¿y tú? -me dijo con un tono voz que era profundo, como con eco, pero no era estridente, era muy nítido.

-Yo me llamo Irene, pero mis amigas me llaman Ene.

-Ja,já. Tu nombre es muy bonito, pero no sé porque dejas que te llamen así.

-Son nombres en clave, todas las amigas nos hemos acortado el nombre a dos sílabas como máximo , una se llama Lu, otra Mi, otra Ka, también tenemos a Iso, Pi, Ora.

Irene sacó un caramelo del bolsillo de su vestido y me lo lanzó, lo cogí al vuelo, en el envoltorio se leía con claridad que era de café con leche. Nunca había probado ese sabor y no sabía si me iba a gustar, no obstante lo desenvolví y me lo puse en la boca, al instante supe que su sabor me agradaba.

Irene se sacó otro caramelo del bolsillo y se lo comió.

-Tu voz me ha parecido diferente -le dije.

-¡Ah! Podría ser, a tu edad los sonidos como otras cosas las percibes perfectamente. Hubo un tiempo en el que trabajé en la radio, gracias a mi voz, anunciaba productos y en ocasiones trabajaba en unas novelas que se trasmitían a diario por la radio, entonces ese medio estaba en su apogeo.

A lo lejos las dos vimos un relámpago, me agarre con fuerza a la silla, pues sabía que acto seguido vendría el trueno, pero su sonido también fue lejano.

Estuvimos un buen rato en silencio contemplando la lluvia incesante que golpeaba el cristal.

-¿No viene nadie a verte los domingos? -le pregunté.

-Normalmente no, algún sábado viene una sobrina con su marido, me recogen y nos vamos a comer a algún restaurante. No tengo más familia que esté cerca.

-Pues nosotros venimos todos los domingos por la mañana.

-Y en días como el de hoy te debes aburrir, ¿verdad?

-Sí, como una ostra.

-Ja,já. ¿Cuántos años tienes?

-Voy para doce y el año que viene iré al instituto.

-Seguro que si, además debes llevar bien las asignaturas.

-Algunas son más fáciles que otras -le dije silbando las palabras. Todavía me acordaba de la clase de inglés del viernes, la profesora parecía triste al informarnos de las calificaciones del test que habíamos hecho la semana anterior, aunque yo lo había aprobado por los pelos.

El relámpago y el trueno casi fueron cogidos de la mano, no me lo esperaba, así que sorprendida salte de la silla.

-¡Vaya! La tenemos encima -dijo la mujer. -Vamos a la habitación, tal vez así estarás menos preocupada.

Entre las dos llevamos las sillas, una la pusimos al lado del escritorio y la otra delante mismo de él. En esa silla fue donde me indico que me sentara, mientras ella tomó asiento en la otra silla.

Del frontal del escritorio sacó dos maderas y bajó la portezuela del escritorio, el cual reposó sobre aquellas maderas, dejando a mi vista el interior.

Tenía un vaso con lápices y bolígrafos, también había sobres, papeles de colores y todo aquello olía a flores, había unos libros, tinteros, pero lo que más llamó mi atención fue una caja de madera que parecía un cofre de los que había visto en una película de piratas.

-Es mi tesoro -me dijo al ver que yo no apartaba la mirada del cofre. -¡Cógelo!

No dude ni por un instante, mis manos salieron disparadas a su encuentro.

Lo cogí y lo puse delante de mí.

Estaba hecho con una madera oscura, tenía dibujos labrados de soles, lunas y estrellas.

Por un momento me imaginé ser un pirata encontrando un tesoro, mientras mis dedos acariciaban los dibujos.

-¿No lo vas a abrir?

La miré sonriendo, sentí como me latía el corazón, todavía seguía pensando que era una pirata.

Levanté la tapa con cuidado, aguantaba la respiración mientras lo hacía.

Dentro había una serie de objetos que no se asemejaban en nada, pero también había unas joyas, cosa que debió iluminar mis ojos ya que la hice reír.

-Aquí guardo mis tesoros -me dijo entre risas.

Tenía mucha curiosidad, no entendía por qué aquellos objetos, que a mi parecer algunos eran corrientes, vulgares, podían ser parte de su tesoro, aunque...

Me pasó por la cabeza que aquella mujer podía estar un poco loca, a veces las gente mayor hace cosas raras, se olvidan de cosas y parecen niños, eso era lo que me decía mi madre y también mi padre, cuando trataban de explicarme algún hecho extraño que había realizado la abuela.

Sobresalía sobre los objetos una pluma de pavo real con sus vistosos colores, noté su tacto terso al pasar mis dedos sobre ella, pero, ¿seguro que era un tesoro?

-Esa pluma, junto con otras la llevaba en mi primera fiesta de disfraces, tan sólo tenía diecinueve años en aquel momento. Mi disfraz se basó en unos dibujos que había visto de la época del “Charlestón”, una manera de bailar que fue muy popular a principios del siglo XX. Llevaba un vestido de tirantes de color azul zafiro, una diadema del mismo color que el vestido con dos plumas del pavo real, un collar largo de perlas con una vuelta, medías y unos zapatos negros con tacón. Hice furor en aquella fiesta, fue mi primera fiesta y mereció la pena las horas que dediqué a confeccionarlo con la ayuda de mi madre, a partir de entonces se disparó mi popularidad, me invitaban a fiestas y los chicos empezaron a interesarse en mi persona, hasta entonces no me había hecho mucho caso, es increíble lo que hace el arreglarse y también como no, la energía de la juventud. Ya te llegará más adelante ese momento en el que quieres ser el centro de la atención de todos.

-Yo también me he disfrazado en el colegio, pero todos vamos iguales, con adornos de cartulinas y purpurinas. Este año nos pintamos la cara, unas rayas blancas y negras, debíamos parecer cebras y acabamos por parecer tableros de ajedrez.

-Ja,já. Pero, ¿te divertiste?

-Sí, sobre todo cuando empezamos en las filas a extendernos nosotros mismos la pintura de la cara. ¿Y las perlas de tu disfraz?

-No las guardé, no eran auténticas, me las puse alguna otra vez y después las regalé. Eso hacíamos las amigas, nos intercambiábamos cosas.

Dejé la pluma y me fijé en una piedra anaranjada. Con mucho cuidado la cogí.

-¿De dónde es?

-De Pétra.

-¿Y eso dónde está?

-Es una ciudad que está entre África y Asía, en la antigüedad tuvo mucho esplendor, por la ciudad pasabas las rutas de los comerciantes. Te gustaría verla, es totalmente de piedra, pero excavada en la misma montaña, con entradas esculpidas que parecen palacios, con columnas, figuras y dibujos lineales. Se llega a la ciudad a través de senderos entre la montaña. Allí llegamos en camello, me dolía el cuerpo cuando bajé de aquel animal. En aquel entonces ya estaba casada y fue un viaje increíble, todavía me parece ver aquellos fantásticos amaneceres y la grandeza de aquellas piedras. Cuando seas mayor intenta viajar siempre que puedas, descubrirás sitios que son una maravilla y sobre todo procura ir bien acompañada, aunque si vas sola tampoco pasa nada, siempre puedes encontrarte a ti misma.

-¡Vaya! Ya tengo ganas de ser mayor para ver ese sitio y también para ir a fiestas de disfraces. ¿Dónde fue tu fiesta?

-En el salón de una mansión.

-¿Una mansión?

-Sí, es una casa muy grande, como un castillo, pero sin almenas, ni torreones, ni con puente levadizo. Era la mansión de un Conde en aquel entonces, cada año celebraba una fiesta igual para celebrar la llegada de la primavera. Tenía unos jardines muy grandes, incluso tenía un laberinto de altos setos. La orquesta no paró en toda la noche de tocar. Había varios salones iluminados solamente por velas, y sin embargo se veía bien, había cientos de velas iluminando todo.

-¿Fuiste sola?

-No, nadie iba sola, fui con dos primas mías. Sólo se podía asistir con invitación. Fue una suerte que a mi tío lo invitasen, él nos llevó a las tres y nos vino a buscar cuando amanecía. Para mí fue como en un cuento.

-¿Tenías carroza?

-¡Qué va! Fuimos y volvimos andando. No sé la distancia exacta, pero tardamos unos cuarenta minutos en llegar y cerca de una hora cuando volvíamos. Al ir íbamos deprisa pero al volver no teníamos ninguna prisa, nos paramos para ver salir el sol y además entre risas fuimos explicando a mi tío como habíamos pasado la noche, le explicamos lo grandes que eran las lámparas, los salones, los tapices que engalanaban las paredes, la música, la intensidad de los perfumes de las señoras, mientras él se reía escuchando nuestras andanzas. Mis primas se llamaban Ester y Carla. Eran diferentes, es curioso como estando criadas igual, en el mismo ambiente y sin embargo cada una de ellas cuando fueron mayores eligieron caminos diferentes. Ester la mayor era meticulosa, calculadora, muy ordenada y por el contrario Carla era la soñadora, la bohemia, a la que le gustaba tumbarse en el prado y ver pasar las nubes imaginando figuras en ellas. Yo me llevaba bien con las dos, Ester me ayudaba con la gramática y las matemáticas, y con Carla aprendí a improvisar escenas de algún libro o de alguna película, tenía una gran sensibilidad y un sentido del humor que combinado con su inventiva hacía que ocurriesen cosas insólitas y divertidas. Me enseñó a montar en bicicleta cuando tenía nueve años, en una tarde, eso sí, me pelé las rodillas en las caídas, a mi madre casi le da un soponcio cuando me vio pasar pedaleando y con el vestido medio roto. Que gritos me dio cuando me curaba las rodillas. ¡Ja,Já! Siempre decía que Carla era una mala influencia para mí, pero fue todo lo contrario, a través de ella aprendí a ver las cosas de una manera diferente y disfrutar de todos los momentos. Una vez en la pared de madera de una vieja fábrica abandonada ató a uno de los tablones que estaba un poco suelto una cuerda y la tensó hasta la entrada, donde con un nudo la dejó en un saliente, la idea era que el tablón cuando quedase liberado de la cuerda volvería a su posición original dando un fuerte golpe. Nos pusimos pegadas a la puerta, el saliente con la cuerda quedaba tapado por ella, al momento llegó una amiga y nos preguntó que estábamos haciendo allí, mi prima Carla con una seriedad que asustaba le dijo que el fantasma de la fábrica estaba suelto y ella vigilaba junto conmigo la puerta para que no saliera, pero que nadie se pusiera en la pared ya que al no poder salir era casi seguro que intentaría alguna treta, no había nada más peligroso que un fantasma atrapado. La niña se llamaba Delfina y su padre tenía una tienda de telas. Nos miró y le dijo a Carla que eso se lo había inventado. Bueno, dijo mi prima, si no me crees ponte a mi lado y así sabrás si es verdad o no, aunque si tienes miedo no pasa nada, es normal, no es necesario que te pongas. No tengo miedo dijo Delfina y acto seguido se puso al lado de Carla. Sí, ya me doy cuenta, pero porque no te pegas a la pared, le dijo mi prima. En cuanto la niña rozó la pared con su espalda, Carla soltó la cuerda del saliente y el tablón golpeó la pared. Delfina pegó un saltó del susto, yo golpeé la puerta mientras que gritaba que el fantasma salía. La niña salió corriendo y gritando como una loca. Yo no había reído tanto en mi vida, volvimos a casa llorando de la risa. Esto pasó por la tarde y a la hora de la cena se presentó mi tío, el padre de Carla, habló con mi padre, el cual me castigó sin cenar y al otro día tuvimos que ir a pedir disculpas a la casa de Delfina, pero no salió como ellos querían, mi prima y yo al ver a Delfina nos entró la risa y no había manera de hacernos callar, estuvimos muchos días sin vernos, castigadas sin salir a la calle.

-Es una historia muy divertida.

-Menos para Delfina y su familia. A lo mejor es tarde y tu padre te está buscando.

-Seguro, ¿puedo venir otro día a saludarla?

-Por supuesto, no creo que me vaya de aquí.

Salí de su habitación con mi imaginación volando y con ganas de que la semana pasara deprisa, tenía ganas de conocer más tesoros y más historias de sus recuerdos.

Mi padre aún seguía con mi abuela en aquel salón, le expliqué que tenía una nueva amiga y que me contaba cuentos. Se alegró por mí y tras despedirnos de la abuela nos fuimos.

Las visitas a partir de entonces dejaron de ser rutinarias, deseaba impacientemente que llegaran los domingos para poder volver a ver a mi nueva amiga.

 

viernes, 22 de abril de 2016

Día de la Tierra


En cada estación me hipnotizas

con el despliegue de tus colores,

haces que la vida fluya

entre vientos y torrentes

con sol y lunas,

presionada por nosotros

tus huéspedes ocasionales.

Gracias por transmitir

la nostalgia de los otoños,

por enseñar la paciencia

del recogimiento de los inviernos,

por hacernos buscar frescor

en los días largos del verano

y por sentir tu fuerza imparable

en el avance de la primavera.

Discúlpanos el no ser conscientes

del regalo de tu naturaleza.

lunes, 29 de febrero de 2016

Astrología para los no expertos



Imagen propia.


Astrología para los no expertos
Sencillas nociones de Astrología
Mateo Redondo Calonge




 


Indice


Introducción                                   


Los signos zodiacales                         


Las casas zodiacales                       


Los planetas                                          




Introducción


 Las imágenes que aparecen junto a los textos están seleccionadas de la wikipedia y de icon-icons.com

Al leer revistas e incluso en periódicos nos damos cuenta que hay casi siempre una sección dedicada a los signos zodiacales.

Ahí nos informan de lo que depara a cada signo, lo que tenemos que evitar, lo que podemos conseguir, etc.

Pero esa información es tan generalista que no sabemos si es verdad que los astros se comportaran así o si simplemente es para hacernos sonreír, mientras leemos que la mayoría de los mensajes referidos a nuestro signo no va con nosotros.

¿Por qué?

Trataré de poner un ejemplo: Supongamos que se acerca una borrasca a una ciudad, con lo que el hombre del tiempo (el meteorólogo), da por hecho que al llover en esa ciudad (la llamaremos UH), todos los que han nacido en UH se mojarán y eso es lo que expone en su mensaje, añadiendo la recomendación que no se olviden de llevar paraguas.

Claro que los que nacidos en UH que están fuera de la ciudad, cuando lo leen se tronchan de la risa, ya que en el sitio por dónde están de vacaciones no cae una gota en esas fechas, y no digamos de los que se han ido a vivir a otros sectores donde el clima no guarda ninguna relación con la ciudad UH.

No obstante suele haber alguna excepción y esté donde esté hay algún nacido en UH que hace caso al mensaje sale al otro día con paraguas, por si acaso.

Al final llovió en UH, pero lo hizo a medianoche, con lo que apenas nadie se mojó. No fue necesario el paraguas ese día para los habitantes de UH.

En las siguientes páginas explicaré algunos de los conocimientos necesarios para poder conocer de una manera sencilla cómo nos afecta la astrología.



Imagen de: Mosaico hebreo bizantinoSinagoga de Hamat Tiberias.

El zodiaco está dividido en doce signos, pero como veremos más adelante no sólo eres del signo en el que el sol estaba “pasando” en el momento de tu nacimiento, sino que además deberías de saber en qué “casa terrestre” iluminaba el astro rey y las posiciones exactas de los planetas.

Esta información se conoce al realizar la Carta Astral del momento del nacimiento, para ello es preciso saber el lugar geográfico donde ocurrió, y la hora exacta del acontecimiento.

Con esto se comienza a complicar la situación de nuestro destino y de los mensajes que nos llegan. Ya no leeremos la sección del zodiaco igual, si bien no hemos cambiado de signo (ya que no podemos, viene dado por el nacimiento), podremos intentar averiguar si lo que dice la revista nos puede o no afectar y en qué casa terrestre ocurre.

Pero no es sencillo, la Carta Astral tiene doce particiones del círculo, que son como doce quesitos que corresponden a las doce casas terrestres, las cuales no son ni siquiera iguales. En teoría si dividimos un círculo en doce partes nos saldrá que cada una tiene treinta grados de la circunferencia, pero en la práctica esto no es así, al girar la tierra alrededor del sol lo hace de forma elíptica, con lo que habrá casas que puede que tengan treinta grados, pero habrá otras con menos grados y otras con más.

No es lo único que hace que las casas terrestres sean peculiares, además hay otro dato… Cada cuatro minutos se mueven un grado, lo que nos lleva a afirmar que dos nacimientos en el mismo sitio y en el mismo día con una diferencia de dos horas (más o menos), tendrán el sol en casas diferentes, con lo que sí que serán del mismo signo (si en ese intervalo no ha cambiado el signo, ya que también cambia cada treinta días aproximadamente), pero con matices diferentes.

Las casas terrestres nos informan de nuestras proyección personal, de cómo nos podemos ganar la vida, cuáles son nuestros amigos afines, cómo es nuestro hogar, qué podemos transmitir, qué labores debemos realizar (de forma altruista), cómo es nuestra pareja, con qué nos apasionamos, a dónde nos gustaría viajar, qué puntos fuertes poseemos, si tenemos “padrinos” que nos ayudarán en momentos cruciales y qué debemos al universo (cosa que en la mayoría de los casos no lo recordamos, ya que llegamos aquí sin una memoria activa, pero puede que nuestro karma tenga enlaces pendientes de cerrar).

Esta es la pincelada sobre las casas terrestres, pero, esto no se ha acabado, para activar su naturaleza se necesita el interruptor, el cual es “pulsado” por el planeta o planetas que estén situados en las casas.

Tenemos diez planetas que son los responsables de la activación de las casas, que son: el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón. Y cada uno de ellos tiene una naturaleza distinta, sus pulsos son diferentes. Además entre ellos pueden tener, según sus posiciones en la Carta Astral, relaciones armónicas o todo lo contrario, y esa fluidez entre ellos se plasmará en las casas terrestres.

En resumen, tenemos doce signos zodiacales que cambian cada treinta días (más o menos), sobre ellos doce casas terrestres que cada cuatro minutos avanzan un grado, y diez planetas que activan las casas de manera particular.

Las combinaciones son muy diversas y con una amplia gama de colores. No obstante en los siguientes capítulos conoceremos las directrices generales de cada signo, de cada casa y de cada planeta.

Recuerdo cuando era un ignorante en esta materia (ahora algo deduzco), que en una reunión de amigos me presentaron a una mujer que al momento de charlar nos dijo su signo zodiacal y su Ascendente, con lo que mi curiosidad me hizo preguntarle cuál era el significado, lo que me respondió era confuso y dio por sentado que eso era algo maravilloso y superior, luego me preguntó por el mío, cosa que yo desconocía y así se lo dije y además añadí que tenía un tío que era de Granada. Las risas de los amigos en común no le debieron hacer gracia y ya no volvió (según me dijeron), a repetir de forma “victoriosa” su signo y su Ascendente, y tampoco me volvió a dirigir la palabra. Hubo quien le regaló un libro donde se explicaba algunos matices del zodiaco, pero ella tras leerlo (así suponemos todos), sólo comentó que aquel libro no le decía nada.


Si observamos la naturaleza vemos que hay cuatro fases en el desarrollo de un árbol. La primera es la de la semilla que rompe su envoltorio, se arraiga en la tierra y comienza a crecer. La segunda fase es cuando termina de crecer, preparándose para florecer. La tercera fase es cuando después de la flor, la cambia transformándola en un fruto, en cuyo interior lleva réplicas de la semilla original. La cuarta fase es cuando esa o esas semillas buscan encontrar una tierra donde arraigar, con lo que la tercera y cuarta fase son simultáneas.


Así el universo hace lo mismo con nosotros, necesitamos esas fases para captar e interiorizar la información que nos llega, por eso hay tres signos de cada elemento. Tres signos de fuego, tres de agua, tres de aire y tres de tierra.

En el primer signo de cada elemento nos llega la chispa de su naturaleza y debemos hacer que arraigue en nosotros, en el segundo con paciencia y esfuerzo termina de crecer y en el tercer signo de cada elemento da el fruto, o lo que es lo mismo, exteriorizamos sus cualidades.

Todo sería sencillo y fácil si fuéramos colaboradores con el pulso universal, pero para desdicha nuestra no es así, en nuestro devenir por este plano, nos hemos saltado algunos tramos (no todo nos gusta), en otros tramos hemos pasado de puntillas sin querer comprender su naturaleza y ha habido sitios en los que nos hemos encontrado tan bien que no queríamos seguir avanzando y ha costado un gran esfuerzo que lo abandonemos, sería como encontrar un oasis en medio del trayecto y no desear seguir adelante.

La alternancia está en la mayoría de la naturaleza, tenemos cuatro estaciones para que podamos ver esos cambios necesarios para adaptarnos y seguir avanzando.

Hay cuatro elementos: Fuego, Agua, Aire y Tierra.

El orden de los signos en el zodiaco es el siguiente:

Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.



Los signos zodiacales



Los signos de fuego representan la chispa inicial, el impulso creador que todos llevamos en nuestro interior, son el principio, el comienzo, la iniciativa. Por eso el signo de Aries (el primero de los signos de fuego), tiene su inicio con la primavera, de ahí le viene los calificativos de impetuoso, imprevisible, desconcertante, ya que su finalidad es romper su envoltura para así poder arraigar, por ello les acompaña el regalo de la tenacidad, ya que a veces los influenciados por el signo intentan plantar semillas entre las piedras. Su punto débil es la cabeza, así como su impaciencia.

El segundo signo de fuego es Leo, aquí la chispa de Aries ya ha arraigado y en este signo el calor de ese fuego ha crecido y corre por nuestro interior, con lo que las personas que reciben su influencia se sienten como si ellos estuvieran en poder de la verdad absoluta, manifiestan lo que dentro de sí mismos corre con un calor que no tiene parangón. Es un signo de fidelidad, de una creencia innata en lo que llevan dentro. Su punto débil es el corazón.

El tercer signo de fuego es Sagitario. Aquí ya ha nacido la flor y de ella ha surgido el fruto, con lo que se necesita llevar al mercado para que todos puedan ver, oler y saborear la calidad de lo que ha surgido. Los nativos de este signo son inquietos por naturaleza, de ahí les viene la continua necesidad de viajar, de desplazarse, aunque sea por unos momentos, escaparse de su rutina diaria, de conocer nuevos paisajes, de asimilarlos y así podrán explicar lo que han visto junto con sus opiniones personales. Es mejor no confinar a los nativos de este signo, ya que su desesperación por salir los marchitará. Su punto débil son los muslos.


Tras la iniciativa de los signos de fuego surge la duda si es lo correcto cómo se está desarrollando la progresión, ¿saben dónde está el norte?

Realmente ni siquiera miran la brújula los signos de fuego, se movilizan por puro instinto, con lo que es necesario asimilar que es lo más importante.

Lo esencial es el amor, con lo que los signos de agua intentarán que percibamos ese sentimiento de una manera sencilla, ya que todo lo que basemos en el amor tendrá unos fundamentos que enriquecerá nuestro interior.

 
El primer signo de agua es Cáncer, de aquí tendremos que tomar ese sorbo que nos ayudará a saborear el amor. Su comienzo coincide con el del verano (en el hemisferio norte). A este signo se le asocia el hogar, la familia,  el deseo de estar todos "juntitos" , y apaciblemente en casa. Su punto débil es el estómago.

El segundo signo de agua es Escorpión. Aquí la semilla del amor ha crecido de manera que la pasión hace a los influenciados por este signo que deseen fabricar cosas, objetos, sienten la necesidad de modelar en un plano físico la pasión que les embarga. Su punto débil son los órganos reproductores, tanto en la mujer como en el hombre.

El tercer signo de agua es Piscis, aquí el fruto de ese amor que poseen les hace ser indecisos, con lo que a veces se pierden en unos pensamientos sin sentido que los hace infelices. Sirven para casi todo, en todos los círculos son bienvenidos, pero su constancia para las cosas les cuesta mucho, su pensamiento va por un camino y la realidad por otro. No obstante intentan exponer ese amor que llevan dentro, se volcarán para conseguirlo hasta su máximo punto personal. Este signo está situado en la última posición del zodiaco, al igual que nosotros, que somos la última creación del universo, con lo que debemos reflejarnos en este signo y tratar de mejorar el amor que exponemos. Su punto débil son los pies.


Con los signos de aire comenzamos (en teoría), a aprender a pensar, a intentar que el raciocinio sea equitativo y se pueda unir la voluntad del fuego y el amor del agua sin que nada salga perjudicado.


El primer signo de aire es Libra, su comienzo coincide con la llegada del otoño (en el hemisferio norte). El emblema de este signo es una báscula, un intento de equilibrar lo que es difícil de ensamblar, el agua y el fuego no son aliados. Así que los influenciados por este signo tratarán de que partes enfrentadas lleguen a acuerdos, pero como no tienen experiencia la mayoría de las veces se verán frustrados al no poder conseguir pactos equitativos, en todas las reconciliaciones en las que pretenderán ayudar. Su punto débil son los riñones.

El segundo signo de aire es acuario. En este sector las ideas ya han crecido y tienen la suficiente información para saber el porqué de cómo funcionan las cosas, las experiencias vividas en Libra (prueba, error, prueba, error, prueba, …), ya han aportado unos conocimientos que servirán para descifrar el funcionamiento de todo. Es el signo de los “manitas”, los que comprenden que piezas se han de cambiar y como ensamblarlas, aunque alguna vez puede que se pierdan en sus pensamientos. Su punto débil es la pantorrilla.

El tercer signo de aire es Géminis, conocido como los gemelos. Aquí se debería dar las ideas necesarias para la convivencia, deberían dar ejemplo haciendo lo que predican, pero una cosa es decir lo que tienen que hacer los demás y otra bien distinta es lo que se tiene que hacer de forma particular. Son hábiles exponiendo ideas (como no, son los que exteriorizan el elemento aire), pero les gusta estar en segunda fila (una situación cómoda), para luego explicar cómo se tenía que haber hecho, en caso de que no hubiera salido bien. Su punto débil son los pulmones.


Tras estos pasos de Voluntad (fuego), Amor-Sabiduría (agua), Comprensión-Inteligencia (aire), llega el momento de materializar el "proyecto".

El primer signo de tierra es Capricornio, su comienzo coincide con el del invierno (en el hemisferio norte). Tras la voluntad del fuego, el amor del agua y las ideas del aire, este signo debería ayudar a encontrar los materiales adecuados para materializar el proceso de nuestra evolución. Capricornio nos debería indicar que tipo de construcción se adecua a nuestras pretensiones, y dónde levantar nuestra casa material. Es la semilla que sabe dónde arraigar, en qué tierra será fructífera. Serían los influenciados por este signo los perfectos arquitectos. Su punto débil son las rodillas. El animal que lo representa es un hipocampo.

El segundo signo de tierra es Tauro. Aquí ya hemos construido, con lo que aquí toca es disfrutar de lo edificado. Es un signo que no entiende de penalidades, ni de estrés. Los influenciados por este signo tienen claro que si se esfuerzan es para conseguir una recompensa, un viaje de placer, una cena especial, una ropa a la última moda, etc. Es el signo del placer de las cosas terrenales. Su punto débil es la garganta.

El tercer signo de tierra y el último es Virgo. Aquí se comienza a intuir que el camino se acaba y suelen ser los influenciados por este signo meticulosos, hasta extremos que a veces rozan la paranoia. Les gusta ahorrar, guardar todo lo que puedan, aunque a veces tienen una explosión de generosidad que los hace entrañables. Su punto débil es el hígado y el sistema nervioso.


Semilla, árbol, fruto,… Estos son los pasos de la naturaleza, al igual que debería ser en todo lo que nosotros deseemos emprender.

Para eso deberemos gestionar el rechazo inicial que surge en el cambio del tipo de signo. El fuego y el agua no se llevan bien, tampoco el agua y el aire, y no van a ser menos el aire y la tierra, ni tampoco la tierra con el fuego. Pero sí que se llevan bien el fuego y el aire, al igual que el agua con la tierra. Al parecer debe haber un signo por el medio que sea el que reciba el rechazo del cambio.

El conciliar los diferentes elementos es el máximo equilibrio al que podamos llegar. Por eso la naturaleza con su gran sabiduría nos da tres signos de cada elemento, para que podamos gestionar por partes toda la información.

Nuestra riqueza interior se basa en las diferentes alternativas de que disponemos caminando por el zodiaco.

Ahora bien, los interruptores que hace que un signo o la casa que en él esté entre en funcionamiento, es activado por los planetas y cada uno de ellos es de una naturaleza diferente, sus objetivos (aunque comunes), transcurren por prioridades que no son con precisión las mismas. Cada planeta tiene su sonido, su color, y dictamina cómo se ha de desarrollar el movimiento.

Además hay que añadir la convergencia de las casas sobre el zodiaco, ya que a menudo dichas casas sobre el signo que le ha tocado no guarda similitud y crea confusión al individuo que posee esa combinación. Por ejemplo, imaginemos el Ascendente (la casa número uno), en Libra:

El primer signo del zodiaco es Aries, con lo que su esencia impregna la casa I, con Libra tiene en común que los dos son los primeros signos en sus respectivos elementos (Aries en el fuego y Libra en el aire), pero ya me dichos antes que Libra al ser el primer signo de aire, no tiene experiencia en cuanto a saber cómo solventar situaciones con ideas satisfactorias. Aries lo empujará a hacer cosas, a tomar la iniciativa en lo que sea, pero Libra se verá sobrepasado y dudará buscando hacia dónde dirigirse, lo que le hará ser impreciso y dubitativo en muchas ocasiones. Lo bueno en este caso sería no tener ningún planeta en la casa I, de esa manera no se activaría.



Las casas zodiacales



La casa I (o Ascendente), es la casa que comienza a emerger por el firmamento en el momento del nacimiento. Es la casa que nos debe indicar qué perseguimos, que es lo que debemos aportar al mundo, es la chispa que nos hará movernos en la dirección de la naturaleza del signo. La casa pone el empuje y el signo marca en qué debemos poner nuestro esfuerzo.

Pero no olvidemos que son los planetas los que tienen el interruptor para que esto se de en esta casa o en las siguientes (que veremos a continuación), si no hay planeta tendremos esa combinación que nos acompaña pero no estará activa al completo.

La casa II es la del dinero que ganaremos con nuestro trabajo, dónde esté situada nos indicará que clase de trabajo será el que mejor nos conviene o la manera de adquirirlo. Ejemplo: Una casa II en Sagitario (sin planeta), nos hará viajar la mayoría de nuestra vida laboral, será difícil que tengamos el trabajo cerca de nuestro hogar. Con planeta (dependiendo de su naturaleza), sería conveniente que la persona se dedicara a trabajos relacionados con la sanidad, la escritura, la abogacía,… No olvidemos que Sagitario es el tercer signo de fuego y tiene que “expulsar” ese calor que lleva dentro, compartiendo sus íntimos conocimientos (aunque a veces no saben cómo los tienen), con los demás.

La casa III nos indica en qué círculos nos movemos, cómo son nuestros amigos, con quién nos gusta estar. Ejemplo: La casa III en Capricornio nos hará buscar estar “aislados”, tener pocas amistades, pero excelentes. En cambio una casa III en Piscis nos hará movernos por muchos círculos diferentes, conociendo un sinfín de personas, pero la amistad será ocasional, sin llegar a consolidarse, aunque se traten temas personales en ambos sentidos.

La casa IV es la del hogar, la de nuestra intimidad, el principio del amor. Recordemos que las casas coinciden con el zodiaco, con lo que la casa número IV es la correspondiente a Cáncer. Aquí nos indica cómo es nuestro hogar, a qué tipo corresponde. En la mayoría de los casos las casas terrestres no coinciden en extensión con el zodiaco, con lo cual muchas casas toman parte de dos signos, esto nos indica el cambio que habrá a partir de un tiempo, además de los planetas este cambio también repercute en la vida de la casa terrestre.

La casa V tiene varias interpretaciones, algunos antiguos manuales nos dice que es la casa de la suerte, otros nos habla de la enseñanza, pero no exactamente así. Si en el zodiaco la casa V corresponde a Leo y anteriormente hemos dicho que es el segundo signo de fuego, lo que se traduce a que esta casa nos dirá el potencial que corre por nuestro interior, qué fuego divino acumulamos, de ahí viene lo de la enseñanza, ya que podemos explicar con claridad lo que tenemos pues es lo que sentimos, lo que forma parte de nosotros. En cuanto a lo de la suerte tiene parte de razón, ya que es una suerte poder dar a conocer lo que llevamos dentro. También se le asocia las vacaciones, el romper la rutina para poder hacer lo que deseemos.

La casa VI es otro cantar. La parte de altruismo del universo se cierne en esta casa. Nos indica qué debemos realizar en la comunidad de forma gratuita, es un servicio que hay que prestar. Se tiene que estar atento cuando el Sol transite por esta casa, y así poder dar nuestro altruista empujoncito a que el mundo sea mejor. Siempre es mejor ser acreedor de favores que deudor, aunque para los más obstinados se les formarán malos aspectos en esta casa, con lo que por obligación tendrán que dar lo que sea necesario, lo que indique la casa y si tienen un planeta “el trabajito” será incuestionable, el universo entero se pondrá de acuerdo para que así sea.

La casa VII nos habla de la pareja, qué nos atrae, cuál es el tipo que buscamos. Si hay un planeta en esta casa nos dirá que encontraremos a alguien que dejará huella en nosotros, será un amor de película (dependiendo del planeta), para una mujer si en este casa aparece Marte, es que encontrará lo más próximo a su media naranja y para un hombre si aparece Venus en la casa será también cómo si encontrase a su alma gemela. Más de un planeta nos indicará que tendremos más de un amor de película.

La casa VIII nos dice qué nos apasiona en nuestro interior. Esos instintos que nos mueven y que sólo nosotros sabemos. Dependiendo de dónde esté la casa, indicará a los demás y nos recordará a nosotros mismos cómo somos en nuestro escondite secreto. Si nos domina el pensamiento, si nos desbordan los sentimientos, si deseamos poseer la tierra, si queremos ser un famoso explorador,…

La casa IX nos indica el lugar adonde deseamos viajar. Cómo serán nuestros viajes, nuestros desplazamientos. Si serán de placer, por obligación, si iremos acompañados. Una casa IX en Cáncer nos hará buscar la fuente del amor, viajando a cualquier rumbo ya que no sabemos dónde está, hasta que un buen día el viajero se de cuenta que no hay que ir lejos para descubrir su latido, ya que está dentro de él, entonces se sentirá completo y sus “viajes” cesarán de forma natural. A veces no hay que ir a buscar lo que ya poseemos.

La casa X dice en qué somos maestros, la casa X también se la conoce como “Medio Cielo”, es la casa que está en la cúspide de la circunferencia, es la casa opuesta a la casa IV. En la casa X encontramos la mayor iluminación, con lo que es lo que mejor conocemos, la luz que hay en ella nos hace verla sin que ningún rincón quede en penumbra. Por ejemplo una casa X en Virgo nos hará buscar las claves del universo, ya que en necesario conocer el porqué de las estaciones, etc. Aunque también en esta casa se puede dar el rol de la búsqueda de algo químico que pueda ayudar a la mejora de la población.

La casa XI nos habla de los “padrinos”, de aquellos que tenemos que en un momento determinado nos pueden ayudar para salir de una situación molesta o también los que nos pueden apadrinar en cualquier empresa que comencemos. Dónde esté la casa XI nos indicará que tipo de ayuda desinteresada recibiremos, si será económica, sentimental, etc. Una casa XI en Tauro nos dará unos padrinos que nos ayudarán a saborear las cosas, serán maestros de ceremonias en los placeres mundanos.

La casa XII es la severidad, aquí si hay algún planeta ya podemos empezar a rezar. Aquí se ha de pagar la deuda que podríamos tener con el universo. Se ejecutará en su totalidad lo que cree el planeta con el signo del zodiaco donde esté situada la casa XII. Si tenemos alguna deuda kármica, aquí es dónde con un poco de suerte quedará saldada.



Los planetas



Antes de profundizar en la naturaleza de los planetas, es necesario recordar que entre ellos suelen formar aspectos, que pueden ser armónicos (buenos aspectos) o mal aspectados (que no están en armonía). Y también pueden acompañar o frenar el Ascendente, el Medio Cielo y el principio de cualquier casa.

La distancia en grados entre ellos nos informará sobre los aspectos que forman, estos son a los que debemos estar atentos.

Si están cercanos (a una distancia no superior a 5º), se dice que están en conjunción. En teoría este aspecto es favorable. Pero que estén dos planetas tan cerca en un punto determinado de una Carta Astral, nos puede acarrear problemas, ya que cada uno de ellos tenderá a imponer su naturaleza, con lo que puede ser que el “dueño” de la Carta se sienta machacado, de buen rollo, pero machacado.

A 60º (sextil), nos informa que están ligeramente de acuerdo esas fuerzas, que van en la dirección adecuada y que pueden ser aliados.

90º (cuadratura), aquí llega el aspecto que pone todo patas arriba, es la entrada de una lucha en el individuo portador de la Carta Astral. La influencia que envía el planeta es contraria a la naturaleza del planeta que la recibe, con lo que esa persona deberá aprender a vivir con esa presión e intentar minimizar esa fuerza.

120º (Trígono), aquí los planetas van al unísono. Si miramos las casas veremos que las dos donde están situados los planetas, corresponden al mismo elemento, con lo que son familiares. Es una situación idílica.

180º (oposición), cada uno de los planetas se encuentran enfrente uno del otro, entre los dos tendrán la visión completa de donde están situados. Cada uno de ellos ejercerá de espejo del otro, con lo que verán que tienen y como se están desarrollando. Es una situación enfrentada, pero hay una atracción mutua, si sabemos armonizar sus conocimientos nos libraremos de unas disputas interiores que no nos conducirán a nada.

Estos son los aspectos más destacados en la astrología convencional, pero como aquí tratamos de conocer algo más, referiré dos aspectos que pasan desapercibidos y son clave en nuestra evolución, ya que si los tenemos, son un auténtico regalo.

En los aspectos descritos anteriormente se dice que puede haber un margen de 5º, en estos aspectos que vamos a leer ahora, esa diferencia no puede existir, tienen que estar a esos grados exactamente.

Los aspectos son a 72º y a 144º (que es el doble de 72º). Quién posea planetas con estas precisas distancias, tiene en su mano el poder realizar un trabajo que está más allá de lo convencional. En el plano esotérico sería como un “iniciado” en fase de materializar algo que está escrito en un plano superior. Esto no quiere decir, que quien no tenga ninguno de estos aspectos no sea una persona evolucionada, pero estos aspectos se les da a la persona para que los pueda emplear, así podrá “despertar” la sensibilidad que está con él o con ella, pero en fase de hibernación.

Si dividimos 360º entre 5, nos da 72º. Aquí tenemos las cuatro fases de las que hablaba al comienzo y una fase más que es el compendio de ellas, toda la información de los procesos. La semilla y el árbol.




Comenzaré por el Sol. En el plano físico es el centro de nuestro sistema, todos los planetas giran alrededor de él (salvo Plutón, pero ya veremos más adelante porqué nos afecta).

El Sol representa nuestra voluntad, pero eso miramos dónde está situado en el momento de nuestro nacimiento, nos indica el signo que “vacía” sus esencias en nosotros, que nos baña cuando emergemos en este mundo.

Hay estudiosos que dictaminan que no es exactamente nuestra voluntad, que de alguna manera (volvemos a lo dicho anteriormente), son puntos que debemos de asimilar con lo que a veces son situaciones forzadas el nacer en un grado en concreto.

La influencia del Sol en cualquier Carta Astral es de primera magnitud, es el astro rey, es el que ilumina el firmamento, la estrella de nuestro sistema. Con lo que es de vital importancia su posición.

Una parte considerable de nuestro ser estará en concordancia con los puntos que ilumine el Sol, debemos por qué Casa transitaba en el momento de nuestro nacimiento, que aspectos forma con otros planetas, sin son armónicos o si no están en concordancia. Si lo hacemos podremos descifrar una buena parte de lo que nos acontecerá.

El Sol es el regente de Leo y también de nuestra Casa V.

Nuestra voluntad será una con la naturaleza del planeta que esté situado en nuestra Casa V y su contenido.


La luna representa nuestra imaginación, entre otras cosas, los aspectos que forme ella o que formen con ella, afectará a nuestra psique, a nuestra fertilidad, a nuestro equilibrio emocional. Todo esto nos lo indicará con la posición que ocupe en la Carta Astral, también está relacionada con nuestra madre y nos dará información de su manera de ser.

Cada veintiocho días la Luna forma una nueva luna, se posiciona entre el Sol y la Tierra, es ese punto dónde nos dirá que Casa de nuestra Carta se activa.

Hemos visto que a la Casa V se le asocia las vacaciones y no es de extrañar ya que se asemeja a Leo y en este hemisferio, mayoritariamente las personas suelen hacer las vacaciones en ese signo (del 21 de julio al 21 de agosto, más o menos). Pues bien, si en un año dentro de nuestra Casa V no hay una luna nueva, es casi seguro que ese año no tendremos vacaciones en el amplio sentido de la palabra, tal vez tengamos vacaciones laborales, pero algo ocurrirá que nos será difícil tener unos días de sosiego y tranquilidad. No obstante teniendo una lunación en esa Casa, el universo nos está diciendo que podremos programar esas vacaciones y es más, en ese mes (el de la lunación en nuestra Casa V), haremos o programaremos alguna escapa o las mismas vacaciones.

La Luna es la regente de Cáncer, con lo que también es la que rige nuestra Casa IV.

A través de la Luna tendremos esa percepción de otros mundos, de esa sensibilidad por otros planos, de visiones de futuros prometedores, eso será lo que nos llegué si hay algún planeta en nuestra Casa IV bien aspectado. Con malos aspectos las imágenes estarán distorsionadas, y serán caóticas, haciendo que nuestra psique no descanse.


Mercurio nos indicará nuestra percepción de las cosas, si nuestra mentalidad captará el desarrollo de su funcionamiento. Si seremos hábiles en trabajos intelectuales, si nuestras ideas serán claras. Malos aspectos llevarán a continuos ataques de nervios a quién así lo tenga en su Carta, además de los consiguientes altibajos en la formación de ideas y conceptos.

Mercurio es el planeta regente de Géminis y Virgo, con lo que será el regente de nuestras Casas III y VI.

Rige la cordura, el entendimiento, el equilibrio mental. Necesita mucha luz para que el pensamiento no se “oscurezca”, de ahí que en el plano físico sea el planeta más cercano al Sol. También se le asocia el comercio, los intercambios, el transporte.


Venus es el planeta de la belleza, de la seducción, del amor. Es el que nos llevará a gozar de lo material, el que nos ayudará a expresarnos con delicadeza, aunque también a través de Venus conoceremos el mensaje de ese amor que sobrepasa cualquier expectativa. 

Venus es el regente de Tauro y Libra, en nuestras Casas regirá las Casa II y la Casa VII.

Su posición en la Carta nos indicará dónde está nuestro gran amor, si será de cuento o tal vez si nuestro anhelo no es correspondido como deseamos.

Unos malos aspectos nos darán relaciones tempestuosas, agrias.

Ya he dicho que las Casas son activadas por los planetas, pero algunos están situados al principio de la Casa o por el centro o en su terminación, para saber cuándo sus impulsos entran en nuestra Carta se tiene que hacer una sencilla regla de tres: si el planeta está situado en el medio de nuestra Carta, entrará en vigor su “soplo” en la mitad de nuestra vida, si está en el inicio, será a una edad temprana o si se encuentra más avanzado, se activará cuando estemos avanzados de edad.


Marte nos dirá cuál es el esfuerzo que debemos realizar. Es un planeta riguroso, aquí es donde debemos ponernos a trabajar, donde todo necesita una dedicación, un esfuerzo. Con buenos aspectos nos regalará la fragua, el fuego y el hierro para que moldeemos lo que sea necesario a base de trabajo. Mal aspectado tendremos carencia de hierro en nuestro organismo y nos costará encontrar empleo, aunque los políticos hagan todo lo posible para reactivar la economía (es broma, ya que no es esta su prioridad), con lo que seguiremos con un elevado desempleo.

Marte rige Aries y Escorpio, nuestras Casas I y VIII.

Saturno, Marte y Mercurio son los planetas más rigurosos, los más permisivos son Urano, Júpiter y Venus y los que están equilibrando las tendencias de todos los anteriores son Neptuno, el Sol y la Luna.


Júpiter es el planeta más grande del sistema solar, sus dimensiones son poderosas, de ahí le viene que sea el que nos encubre hacia lo alto, en el sentido de tener poder, un poder que da prestigio, libertad. Con su ayuda no nos puede faltar nada, aunque a veces sea demasiado permisivo a la hora de extravagancias, es tener el paraíso en nuestras manos.

Júpiter rige Sagitario y Piscis, las casas IX y XII.

Con buenos aspectos nos dará un marco confortable, prestigioso y reconocido por todos, donde la abundancia es algo cotidiano. Mal aspectado hará que el rayo nos persiga, con lo que cuando llegue la tormenta deberemos encomendarnos a todos los santos para no ser alcanzados.


Saturno es el que desde su lejanía nos da el impulso necesario para poder materializar su designio, el que esté marcado en la Carta Astral. Sin ningún titubeo se pondrá a enviar lo que se precise. Para ello debe perder parte de su luz, ya que si no lo hiciera no nos llegaría su hoja de ruta, es el precio que está dispuesto a pagar por ayudarnos, por eso tiene fama de serio, de riguroso y de estar poco brillante, lo cual no nos ha de extrañar, pues renuncia a parte de su luz y de su libertad en beneficio nuestro.

Rige los signos de Capricornio y Acuario, las casas X y XII.

En Capricornio nos enseñará que materiales nos son necesarios y como combinarlos para construir y en Acuario nos “soplará” el funcionamiento de las cosas, con aspectos benévolos en ambos casos. Con malos aspectos hará que lo que construyamos tenga un aire más precario de lo debido y que sea fácil de derribar, empezando por nuestra propia estructura corporal, y por supuesto que no sabremos el porqué de la dinámica de las cosas.


Urano es el planeta que nos recuerda que en nuestra andadura necesitamos amor, un amor desinteresado, amar sólo por el hecho de amar. Su posición en la Carta Astral nos indicará dónde tenemos esa fuente lejana, en la cual podemos bañarnos para ser inocentes como niños.

No rige ningún signo zodiacal, ya que su amor no hace distinciones entre ninguno. Envía su amoroso mensaje de forma continua y por igual a todos, es como una dulce lluvia que cae sin hacer distinciones.

Los buenos aspectos con otros planetas nos indicará la porción de amor universal que nos llegará, mal aspectado hará que ese amor no nos llegue.


Neptuno es el planeta más alejado del sol, es el que con su órbita “cierra” nuestro sistema solar. Donde esté situado nos indicará la ayuda que recibiremos de altas esferas, con lo que nos está diciendo cómo se comportará con nosotros nuestro padre, en que esferas se mueve y que podemos esperar.

Al igual que Urano no rige ningún signo zodiacal en particular, ya que lo que continuamente envía a todos es la voluntad de hacer cosas, de crear experiencias. Con buenos aspectos desearemos realizar lo que nos indique el punto donde está situado, con malos aspectos tendremos experiencias desastrosas y nos moveremos por ambientes opresores.


Plutón es un planeta que no es de nuestro sistema solar, sin embargo su órbita hace que entre en el sistema, interfiriendo en las emisiones de los planetas.

Hay que tenerlo en cuenta, ya que su actitud no es amigable.

Habrá que mirar dónde está situado y qué aspectos forma.



La astrología no debe condicionar nuestras vidas más allá de unas conclusiones que nos hagan conocer lo que nos pueden deparar los astros.

Saber nuestros puntos fuertes y esforzarnos en “aprobar” los puntos que a priori nos parezcan conflictivos, nos ayudará a progresar adecuadamente (como en el colegio).

Espero que esta información os sea de utilidad.