viernes, 6 de febrero de 2015

Para los que se buscan

Deambulaban
sin ningún rumbo fijo
por calles y plazas,
por puentes sobre ríos.
Iban por los mismos sitios,
incluso en los días coincidían,
pero, el encuentro no se producía.
Entraban en las mismas cafeterías,
el mismo metro tomaban
y aún así sin verse seguían.
El Destino todo hacía
para que todavía
no se produjera el encuentro de los dos,
hizo un esfuerzo titánico El Destino,
ya que aquella pareja
se amaba desde un mundo anterior.
Aquellos dos seres vibraban
en la misma escala del amor,
por eso El Destino los vigilaba,
y colocaba obstáculos entre ellos.
Latían con tal magnitud
que en un descuido
de un sitio que no era posible,
(ya que era una calle bulliciosa),
ella entrando por el norte,
y él saliendo por el sur,
sin previo aviso
los dos bruscamente se giraron
intuyendo que allí
algo muy importante había.
Rápidamente los hados del destino
crearon un barullo
con lluvia incipiente
y con aires de torbellino,
para que no se encontraran los dos.
Aquellos enamorados
debían aprender por separado
con experiencias individuales,
y eso estaba así planificado,
el destino aguardaría
hasta la fecha exacta
para levantar las barreras
y así dar vía libre
para que pudieran reencontrarse.
Los hados estaban convencidos
que cuando eso ocurriese,
el estallido de amor
sería de tal magnitud
que era seguro que la onda
de aquel amor viajaría por el aire
y chocaría con la simiente
de alguna planta,
la cual se modificaría,
naciendo, sin dudar, una nueva flor.

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