Últimamente escribo semanalmente o una
poesía o un cuento o un relato, pero esta semana me es difícil
“subir” algo, no es debido a que no tenga material, es que no
puedo vivir en un microcosmos paralelo a lo que está ocurriendo en
la sociedad a la que pertenezco y los hechos son prioritarios.
En algunos libros he leído que a veces
los individuos exteriorizamos lo que en nuestro interior son verdades
absolutas, pero claro, eso es una visión subjetiva, con lo que
dichas personas en posesión de la verdad dictaminan sin parpadear:
El fin justifica los medios (Maquiavelo).
De ahí surgen entre otros los
pirómanos.
Sus acciones, en una sociedad
civilizada y avanzada no tienen cabida. Y con ello me refiero a los
pirómanos materiales, pero también a los pirómanos que desde
tribunas o medios de comunicación incitan a dejar una tierra
carbonizada y quebrada.
Según los científicos pertenecemos a
la subespecie “Homo sapiens sapiens”, pero tengo mis dudas sobre
la doble “sapiens”, ya que antes de llegar a un dialogo, se
aplican una serie de acciones coactivas por parte de los grupos que
en un momento preciso ejercen el poder.
Espero que llueva, que el agua empape
la tierra y apague cualquier incendio que aún no tengamos extinguido
y en cuanto a los enfervorecidos oradores, les diría que tengan en
cuenta los criterios básicos universales, para que se humedezcan con
esas directrices.
De todas maneras, sin estar en mi deseo
el herir la sensibilidad de nadie, me gustaría darme de baja del
“Homo sapiens sapiens”, ya que a muchos de mis congéneres (hasta
este momento), ni los entiendo y ni estoy de acuerdo con su proceder.
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